Princesa de lágrimas
Erase una vez, una de tantas veces,
en las cuales una joven mujer de mirada triste,
caminaba por un inmenso bosque,
en busca de su príncipe.
Su vestido azul brillante como el firmamento,
de día y de noche,
parecía adecuarse con el ambiente;
verdes selva, cantos dulces y felices.
Cada paso en el pasto creciente,
marcaba un comienzo y un final,
sus ojos pronto lágrimas dejaron escapar.
Una a una chocaron con su suspirar,
cayeron sobre el suelo primaveral.
Continúo buscando a su leal amor,
sus pies pronto la impulsaron a tropezar,
los tacones la dejaron caer,
sus manos se llenaron de polvo,
y el llanto no pudo esconderse.
Se levantó, se ubicó se sonrío,
pensó en sus adentros,
que si su amor estuviese cerca,
besaría sus manos y cuidaría de ella,
evitaría que su piel tuviese heridas,
sus ojos lágrimas y su sentir tristeza.
Caminó, sin importarle el dolor,
que la obligaba a desertar,
a darse por vencida,
abandonar su misión.
Pronto los tacones ya no importaban,
sus pies sangraban con intensidad,
pero a pesar de ello, no quiso parar.
Su vestido pronto dejó de brillar,
sus cabellos cenizas, se volvieron grises,
el tiempo se hizo presente,
su vida simplemente fue una fantasía,
su amor, su príncipe, su leal caballero,
no pensó en ella...
La princesa de vestido largo y azul,
murió por una ilusión;
la que le rompió los pies, el corazón y
la ilusión.
Su cuerpo yace en ese inmenso bosque,
duerme con un dolor en su cuerpo,
espera que algún día ese dolor,
deje de herirla.
Que su príncipe se vuelva real;
con un beso la haga renacer,
sus pies logre curar,
y que el dolor logre cesar.
Duerme profundamente,
entre dos inmenso arboles,
Sakura se hacen llamar,
flores rosadas dejan caer;
sobre rostro y cuerpo de aquella mujer,
la que espera a su querer,
mientras lágrimas recorren,
su mejilla izquierda,
y sangran sus delgados pies;
sus labios se marchitan,
su rostro empalidece.
El azul firmamento muere,
y la ilusión de un amor,
se desvanece lenta,
a la espera de ese gran amor...
