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Espero que disfruten de mis escritos, al igual que yo los disfrute escribiéndolos.

sábado, 15 de junio de 2013

Frases celebres.


Frases celebres.


Sueños.

Siempre se sentaba junto a ese lago, celeste dueño del sol, le gustaba juntar sensaciones para luego escribir historias en las que el protagonista, era él hombre imaginario que ansiaba encontrar en algún momento de su vida.
Recogía hojas secas, amarillas en días de otoño y dibujaba con ellas poemas rimados para aquel sujeto, que solo en sus sueños habitaba.

No perdía las esperanzas de que en ese preciso lugar llegase ese amor inesperado, y que con una simple mirada le robara el corazón.

Titulo en progreso...





Me encuentro en plena ruta, a mi derredores solo veo pastos verdes que se dejan acariciar por el viento, no comprendo porque razón me hallo aquí, en este panorama silente y vacío de vida… Mientras camino por este espacio, siento la necesidad de estar acompañada por algún ser vivo; estar sola me causa temor, no quiero seguir adelante y descubrir que soy la única sobreviviente en este mundo.

Ya he caminado lo suficiente, mejor descansare por algún momento. Mis piernas no dan más, he caminado por horas, no sé cuanto más podre soportar sin beber un trago de agua.

Estoy aquí en este sitio; solo cuento con mi vestimenta rutinaria: una blusa turquesa que marca mi cintura y senos, un jean gris con bordados en la parte superior y unas zapatillas blancas, cómodas para correr. Creo que si el día no me juega una mala pasada, podre seguir soportando esta soledad, espero que la noche no traiga consigo el frío desgarrador.

Me gustaría recordar cuándo fue la última vez, esa vez que estuve acompañada de personas de carne y hueso, saber cómo demonios llegue hasta aquí. Pero… creo que aún no es el tiempo indicado para que logre recordar, apenas me he adaptado a este nuevo ambiente, el que amenaza con borrar lentamente mi existencia. 

No hay árboles; solo pasto asfalto y más asfalto, que se deja ver con la luz de un sol cálido. Estoy sentada sobre el tibio pasto a un lado de la carretera. No veo ni la más mínima presencia de vida ni de automóviles. Solo puedo divisar una especie de espejismos, producto de los rayos solares que son producidos por el impacto con la superficie del suelo. Podría jurar y afirmar que soy la sobreviviente de mi especie…

Animales… no veo, el cielo celeste mar, con algunas nubes viajantes. En él las aves se ausentan, con cada descubrimiento me aferro a la idea de ser el único espécimen de mi especie. Retomare mi caminata… Intentare llegar hasta una estación de servicio o algún sitio en donde coexistan algunas personas. Puede que así pueda borrar de mi mente la idea “extinta”.

Camino por los costados de la ruta, dejando que el sol choque en mi frente y mis piernas entren en estado de ejercitación. Ya casi no tengo fuerzas para continuar, necesito un trago de agua, mi organismo ya casi esta deshidratado; si solo encontrase un trago de algún líquido, me sería suficiente para continuar; y lo peor es que ya he caminado por un largo periodo y no he visto ni una estación ni indicio de vida. Esta ruta parece ser interminable, ya no… doy más… mi corazón late con gran fuerza, mis músculos están muy débiles. No logro seguir de pie. En cualquier segundo mi cuerpo se desplomara de manera involuntaria y caeré inconsciente. Me gustaría poder continuar… pero… ya no puedo seguir…  
Hace frio… mucho frio… ¿estoy viva aún? ¿Cómo es eso posible? Si no he comido ni bebido nada… creo que mis pensamientos hablan sin preguntarme. Abriré mis ojos… ¿pero en dónde estoy?  ¿Quién hizo esa fogata?  Hay una pequeña cabaña, pero no entiendo ¿será que alguien me trajo hasta aquí? Si pude abrir mis ojos quiere decir que podre levantarme. Lo intentare… ¿Qué es esto? Estoy atada de pies y manos ¿qué significa? Estoy solo a unos centímetros del fuego. Puedo notar que la noche ya se hizo presente al igual que la luna.

… Escucho unos pasos que se aproximan hasta aquí… Mejor simulo estar dormida, para poder ver y conocer quién o quiénes me trasladaron a este sitio. Los pasos cada vez más se dejan oír. Pronto se hacen evidentes, entreabrí mis ojos, pude ver a un hombre; con el cabello corto oscuro, remera oscura, pantalones marrones como el algarrobo; este no se acercó a mí.  Entre sus brazos cargaba leños para avivar la fogata, y, una mochila en su hombro derecho. No demoró en arrojar de manera prolija la madera al fuego. Se acerco a mi posición y pronto dejo caer su mochila a mi derecha. Continuo arrodillándose a mi izquierda, me toco las manos y dijo:

 ─ Ya sé que estas despierta ─. Lo escuché, aún así no abrí los ojos, para no darle la razón, solo seguí simulando. Volvió a hablarme: 

 ─  está bien… haz lo que quieras, yo me sentaré a beber, y a comer un poco de guisado. Al terminar de oír el menú que traía consigo me sorprendí, diría que me pareció un tanto chistoso, pero pronto mi estomago se dejo escuchar. No pude seguir con mi cometido, tuve que abrir mis ojos.
Observe al sujeto que al parecer me había salvado la vida. Una vez despierta lo miré. Estaba sentado a un lado del fogón, con un pequeño recipiente; esos que se utilizan para guardar y conservar alimentos; comía tranquilamente, mirando hacia mi dirección. Noto que ya estaba consciente y aprovecho para preguntarme:

 ─   ¿estás bien? no dude en responder pero le conteste con una nueva pregunta, y esta fue:

 ─ ¿a mí me preguntas, si estoy bien?  A lo que él me respondió con un ligero movimiento de cabeza. Le respondí que sí, que estaba bien. Aproveché para preguntarle porque razón, me encontraba atada de pies y manos. Solo sonrió girando su cabeza a un lado. No comprendí porque razón sonreía con la pregunta que le acababa de hacer, así que volví a reiterar la pregunta y volvió a sonreír pero esta vez contesto a mi pregunta. Me dijo que me ato porque temía a que cuando me despertara lo golpeara de manera agresiva. No pude evitar reírme por tal ocurrencia, mientras me reía él se acerco a mi lado, saco de un estuche un pequeño cuchillo de unos 25 centímetros y comenzó a cortar las sogas que evitaban mis movimientos. Una vez libre de atadura; por mi cabeza divago la idea, de darle una cachetada por el simple hecho de haberme dejado atada, pero me pareció absurda la idea, así que solo lo deje pasar. Me tendió la mano para levantarme. Una vez de pie nos miramos por unos segundos y nos acercamos un poco más a la fogata, ya que la noche era muy fría. Antes de sentarme me alcanzó el recipiente con comida, no pude negarme, ya que tenía mucha hambre; además de sed; así que lo tome y le agradecí el gesto. Mientras comía tranquilamente observaba sus acciones. Caminaba de un lado al otro, no pude evitar no preguntar porque tenía tanta preocupación, solo me miro y continuo con su caminata, luego de unos minutos cancelo su recorrido, se sentó frente a mi justo enfrente de la fogata. Con una rama en manos que quebrantaba delicadamente. Comenzó a contarme una historia, en la que los protagonistas eran él, su padre y su hermana. 



Ellos se había propuesto tomar sus primeras vacaciones a la Ciudad de Buenos Aires, cuando subieron a su auto, un extraño suceso se apropio del principio del viaje. No comprendió que fue lo que realmente sucedió, porque jamás antes lo había experimentado.

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14-06-13    

Lo mire por unos momentos, y descubrí que sus ojos se llenaban de lágrimas, no sabia bien por lo que estaba pasando, ya que yo no pase por lo mismo.

Termino de contarme su relato, y se volvió a sentar cerca de la fogata, dibujando el suelo con un pequeño trozo de rama, no se muy bien que dibujaba, pero eso no era lo importante, me debía preocupar porque esta situación desgarradora pasase de sepulcral y se tornase un poco más soportable. Pero a decir verdad   

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